"Ética, sobre la moral y las obligaciones;
estética, de la belleza y el arte;
y otras cosas..."


sábado, 8 de septiembre de 2012

EDUCACIÓN Y DEMOCRACIA



 










"Maestro, he estado pensando que mi padre
puede ser chatarrero aunque no le guste.
Pero un profesor no puede serlo si no le gusta dar clases.
Porque mi padre no habla con la chatarra.
Y porque nosotros no somos chatarra”

Alumno de 1º de E.S.O. IES POLÍGONO SUR
Octubre de 2008


La reflexión de este niño sevillano de las tres mil, seguramente no se publique en ninguna revista especializada, ni tampoco será la cita de ningún político que inaugure el presente curso escolar, ni mucho menos la pronunciará ningún erudito en una conferencia. Sin embargo, en sí misma expresa tanto que la asocio y la relaciono con la conferencia de Fernando Savater en el ciclo “La Palabra a Escena” de Caja Rural de Utrera, en Noviembre de 2009.

Los treinta y cinco minutos de la intervención de Savater me parecieron fugaces; fueron veloces minutos de máximo provecho de notas tomadas. Mejor cosa no se puede decir de una conferencia (me gusta más una charla), independientemente de que con diez minutos más hubiera redondeado una gran faena de la que no quiso adornarse, ni falta que le hacía. Lo mismo pienso de la cita del hijo del chatarrero ¿se puede decir más con menos?

El filósofo y escritor comenzó hablando de Grecia, del origen de la Democracia, y realizó un ejercicio de actualización de valores clásicos de los que él defiende su actual vigencia (para salir de esta crisis, de cualquier crisis), remarcando desde el principio la relación directa entre la Educación y la Política, afirmando que de la unión íntima entre ambas nace “la obra de arte que es el Ciudadano”.

Hay que tener valor para hablar en estos días de Política y de políticos, pero he ahí la cuestión, el origen, la causa, el problema y también la solución. De inicio, citó como se debe hacer, por derecho y con el nombre de su autor al lado, no como otros, que recurren al “como decía el poeta”, pero qué poeta, condenado al olvido que ni siquiera merece que se le mencione:

“Antes de gobernar deberás ser gobernado”, Aristóteles.
“Tu destino son tus semejantes; edúcalos o sopórtalos”, Marco Aurelio.

Además de citar de forma ilustre, también lo hizo a título personal, y reflexionó tanto sobre la Democracia y la Política, como sobre la Educación:

"Los ignorantes son un peligro para las democracias"; "pensar es tener la capacidad de cambiar de opinión"; "el Parlamento debería ser un lugar para escuchar y también para cambiar de forma de pensar"; "los valores son para vivir en sociedad, no sólo en familia"; "la educación no se debe entender en sentido laboral (transmisión de destrezas útiles), sino como con un sentido superior, la de formar personas y ciudadanos"; "la educación la hacen las personas, y como el amor, se hace cuerpo a cuerpo".

Y como el estudiante sevillano, con su mensaje cargado de dignidad, el pensador vasco concluyó con dos ideas que nunca se debieran olvidar, y es que "la Educación es la lucha contra la fatalidad social", la posibilidad de que el pobre deje de serlo, de querer y poder cambiar su destino, en íntima relación con la Democracia, que educa en principios, porque "la Democracia educa en defensa propia".

Un profesor, muy distinto al que se menciona al principio, de nombre José Luis y de apellidos Lucas Tomás, afirma que “la tarea política consiste en favorecer la convivencia entre los ciudadanos y fomentar la libertad”, a lo que yo añado modestamente “con respeto, educación y cultura”.

sábado, 1 de septiembre de 2012

CAMINANTE Y HORMIGA (II)




El próximo día 3 de Septiembre comienza un nuevo curso académico, un nuevo ejercicio anual de forma práctica, y para mí un nuevo camino;  más bien se puede decir que retomo o reinicio una senda que tenía aplazada y latente, profesionalmente hablando. Una senda que es retadora, no exenta de difícultad, ciertamente arriesgada, y a la vez también es apasionada, apasionante, ilusionante y deseada. 

A decir verdad, quién no corre riesgos en estos tiempos que corren, valga la redundancia. Lo importante, o fundamental, es creer y tener confianza en uno mismo y en lo que puede y tiene responsabilidad de aportar, eso sí, teniendo siempre presente las características no sólo del camino, sino también las posibilidades, potencialidades, fortalezas y también debilidades del propio caminante, de la hormiga que todos somos. 

Se trata de trabajo, y desde hace mucho tiempo pienso que "la integridad protege el trabajo de los hombres". 


Caminemos, que todo se andará...