"Ética, sobre la moral y las obligaciones;
estética, de la belleza y el arte;
y otras cosas..."


lunes, 30 de diciembre de 2013

HISTORIAS CON BICICLETAS (I). EL TAPER DE ESPINACAS CON GARBANZOS Y LA CHUPITA DE COLOR AZULINO



















Las bicicletas no sólo son  para el verano, y contradigo con ello el título de la obra de teatro de Fernando Fernán Gómez y la película del mismo título de Jaime Chávarri. Como una demostración científica vamos a certificar tal aseveración, pues en torno a nuestro vehículo de dos ruedas de propulsión humana, donde el pasajero es a la vez motor, ocurren historias en todas las estaciones del año, aunque cierto es que en verano, y también en primavera, con el buen clima siempre hay más tiempo y mejor disposición para dar un paseo ciclista, o biciclista, como decía un niño amigo mío, con la posibilidad incrementada en altos porcentajes de probabilidad de que sucedan no una, sino múltiples historias.

Esta historia que les cuento a ustedes en esta ocasión pasó no hace mucho a una buena amiga, lo cual creo que es una redundancia, porque si es amiga se le supone buena, aunque bueno,  me estoy metiendo en un buen jardín. Digamos que le pasó a una amiga, sin más. Como iba diciendo, los hechos acaecieron en pleno otoño,  en una mañana de las que amanecen bien frías, aumentada  la sensación  térmica por la falta de costumbre y por un viento muy desagradable. Son de esas mañanas en las que a medida que transcurren las horas y el sol hace su aparición, hay un momento en el que empiezan a sobrar algunas prendas de vestir, prendas  de las es mejor no desprenderse, porque la tarde, y sobre todo la noche, llegarán irremediablemente para echarlas en falta, y además con el riesgo cierto e inminente de acabar pillando en caso ausencia de tales (las prendas) el primer resfriado de la temporada.

Mi amiga, que como la inmensa mayoría de los mortales estamos adaptándonos a los momentos que nos está tocando vivir, y donde ir de tapas o restaurantes se mide de forma cada vez más ajustada (o falta dinero o sobra mes), había previsto almorzar con un grupo de otras tantas féminas, para lo cual en casa de una de ellas habían previsto llevar cada una algo cocinado previamente. La anfitriona gastrónoma vive en un extremo de la ciudad de Sevilla, y mi amiga en el otro, digamos que a un buen paseo, que por carriles bici y bici de alquiler, a no más de media hora. Así que hacia allá se va ella, con un taperware en la cesta de la bicicleta y conteniendo el mismo las mejores espinacas con garbanzos que hasta el momento le habían salido, “buenísimas”, según me dijo.

Marina, que así se llama mi amiga, pedaleando llevaba un rato cuando el sol convierte el agradable paseo ciclista en un viaje un tanto acalorado. Se detiene un momento, y se despoja de su chupita de cuero, que estaba provocando, de forma lógica, algo parecido a un efecto invernadero en mi ciclista amiga. Adviértase que la chupita no era de cualquier color, sino de color azulino, no azul, celeste o turquesa, sino azulino, matiz o apreciación de color casi imposible para la percepción masculina, pero que para el género femenino es clarísimo distinguir y clasificar, como fácilmente diferencia el color carne del beige, o el malva del morado, por poner algunos ejemplos de tan significada habilidad cromática. Con todo ello, se quiere poner de manifiesto, además,  la exclusividad de la prenda, toda una chaquetilla o torera  de cuero de color azulino, y que posicionó en la misma cesta justo encima de su exquisito y tradicional plato de cocina andaluza, las espinacas con garbanzos.

Pues bien, llegada a su destino y aparcada la bicicleta en el espacio habilitado reglamentariamente, y quizás aún un poco mareada y seguro que cansada por el pedaleo bajo el sol, cuando alcanza la última planta del edificio y delante de la puerta del piso de la anfitriona, echa en falta aquello que traía y que se ha dejado olvidado en la mencionada cesta. Vuelve al callejero parking de bicis, ahora corriendo a buen ritmo (sólo le faltó nadar en el río Guadalquivir para completar todo un triatlón), y a unos metros de su alquilado vehículo respira algo más tranquila al ver su exclusiva chupita, pero ya más cerca, al tomarla de la cesta, se da cuenta que ya no hay nada más debajo: ¡habían desaparecido las espinacas con garbanzos!

La cara de mi amiga cuando me lo contó era una mezcla de asombro o de perplejidad mezclada con la sensación de gratitud por no haber sido desposeída de una de sus prendas favoritas. A la misma vez, recordaba recreándose en su creación culinaria, y se alegraba al menos por el hecho de que alguien que seguramente lo necesitaba mucho más se habría alimentado por lo cocinado por ella con tanto esmero, esperando  al menos, eso sí, que esa persona disfrutara, sola o en compañía, de sus buenísimas espinacas con garbanzos, alguien que tuvo el detalle o deferencia de dejarle a ella seguir disfrutando de su preciada y excluida chupita de cuero azulino.

En fin, como dijo Albert Einstein una vez, o puede que más veces, “La vida es como montar en bicicleta. Para mantener el equilibrio hay que seguir pedaleando”. 


¡Felices Fiestas de Navidad y Buen Año 2014!

domingo, 22 de diciembre de 2013

BuenRollismo HECHO CON TUS SUEÑOS



Me he dado cuenta que en este 2013 que termina han sido muchas las entradas "musicales" en este mi personal blog. También se puede decir que han sido muy variadas, que todas las que he podido incluir han sido en directo o en acústico, donde se aprecia mejor la buena buena música, y que todas me gustan mucho y que por eso las comparto.

Casi acabando el año, y en la misma línea musical, incluyo dos vídeos que transmiten buen rollo, BuenRollismo del momento, del momento navideño, que está muy bien con los tiempos que corren, llenos de mensajes explícitos en positivo. Se trata del un proyecto solidario de la ONG Banco de Alimentos, patrocinado por Suchardllamado Hecho Con Tus Sueños, cantado por los canarios Efecto Pasillo y Leire Martínez, de Guipúzcoa ella. Y también traigo la canción del año pasado, Hecho Con Tus Sueños de 2012, que protagoniza el grupo de Murcia  Maldita Nerea.






   ¡Felices  y Solidarias
Fiestas de Navidad!

        

domingo, 8 de diciembre de 2013

EL CAMINO DE SANTIAGO (II PARTE)




Sobre el Camino de Santiago,
calzadas romanas 
y Utrera de por medio.


Cuenta la leyenda (siempre quise comenzar una historia con esta tradicional expresión) que allá por en el siglo IX,  llegó a los oídos de un rey asturiano una maravillosa noticia: en un apartado rincón de Galicia los lugareños habían descubierto una tumba que todos afirmaban que no podía ser otra sino la del apóstol Santiago. El monarca, de nombre Alfonso y conocido como el Casto, visionario él, mandó construir sobre el santo sepulcro una iglesia, y al lado convento de frailes benedictinos. Pronto surgió una aldea en torno a la iglesia, la aldea se convirtió en ciudad, y siglo tras siglo hasta la actualidad acuden a ella peregrinos de todo el mundo siguiendo las estrellas de la Vía Láctea, Campus Stelae, a la ciudad de Santiago de Compostela.

Fue en esta etapa de nuestra Historia donde se inició la larga Reconquista, y en este contexto de luchas entre moros y cristianos fue cuando el Camino comienza a dar sus primeros pasos, como conexión de la  España de aquel tiempo con el resto de la Europa cristiana, de donde llegaban los medievales peregrinos.  Y cuenta otra leyenda  que al rey Ramiro, en la cruenta Batalla de Clavijo contra los musulmanes, y cuando más difícil y más dramática se tornaba la situación, se le apareció la figura de Santiago el Apóstol, sobre un caballo blanco y espada en mano, animando a los agotados guerreros cristianos, pasando desde entonces a ser conocido como Santiago Matamoros, erigiéndose como símbolo y protector de la causa cristiana.

Hecha esta pequeña reseña historica, más bien legendaria, no hay lugar a dudas de la influencia de la misma en propia historia de Utrera, donde nuestro Patrón no es otro que el Apóstol Santiago, con la magnífica iglesia de  Santiago el Mayor, su insigne veleta, el Cristo de Santiago, la hasta hace muy poco calle Matamoros muy cerca, con la Cruz de Santiago y las conchas del Camino en lo alto del Arco del Niño Perdío, la misma cruz roja sobre el negro de las túnicas del Silencio Cautivo, y así un sin fin de símbolos alusivos y que han perdurado hasta nuestros días.








Retomando mis pasos, diré que más que de El Camino de Santiago habría que hablar de nuestro Camino de Santiago, el de cada uno, pues cada cual hace el suyo propio, para cada uno tendrá un significado, unas expectativas y unas consecuencias. El mío comenzó hace ya algún tiempo, más de una década, cuando cayeron en mis manos varias lecturas relacionadas, como la de El Peregrino de Santiago, de Paulo Coelho, y también Peregrinatio, de mi admirada Matilde Asensi, que leí y ella escribió después de su novela Iacobus. Recomendados quedan los tres, por compartir en común iniciáticos caminos caballerescos, y por extraer de su lectura mensajes que se pueden y se debieran aplicar a nuestras propias vidas. Interesante, aunque muy desconocida, es la versión que se descubre en Peregrinatio, muy distinta y herética de la leyenda antes comentada sobre el origen de la tradición. Pero como dice Cayetano Martínez, de la Asociación  Amigos del Camino de Santiago de Sevilla Vía de la Plata, “El cuerpo (del Apóstol) no sé si estará o no, pero el espíritu seguro que está”.

Vamos andando, poco a poco, en este camino que llegará hasta Utrera, y que la cruzará, para alcanzar como destino final la ciudad de Santiago de Compostela. Y es que el Camino de Santiago, como  Correr, (running como se dice hoy,  footing  ya se dice menos) está en auge, e incluso algunos locos se atreven a hacer el Camino corriendo. Hay que decir que el Camino se puede hacer no sólo a pie, sino también en bicicleta y hasta a caballo, las tres modalidades por las que llegados a Santiago se concede la Compostela tras presentar la Credencial del Peregrino, no sin antes haber completado al menos los 100 últimos kilómetros a pie y a caballo ó 200 en bicicleta.

Atletas y peregrinos portugueses
Mucho que ver en la revitalización del Camino alcanzada en el siglo XX se debe a la difusión de los Años Jacobeos por parte de la Xunta de Galicia, que son los que el 25 de Julio (festividad de Santiago Apóstol) caen en domingo. También destaca la proyección europeísta del Camino de Santiago, versión actualizada de la vocación de pertenencia a la cristiandad en la antigüedad, adaptada ahora a nexos comunes en el Marco Comunitario Europeo, todo ello desde un punto de vista político, económico y cultural.

Pero si se tuviera que destacar a alguien en el resurgir de las peregrinaciones modernas a Santiago de Compostela, habría que mencionar y reconocer la figura de Elías Valiña, el cura de O CebreriroOriginario de Sarria, el Padre Valiña fue quien delimitó los tramos originales de la ruta jacobea, marcando el itinerario con las inconfundibles flechas amarillas, todo un símbolo e icono del Camino. Como curiosidad hay contar que el color elegido fue el de la pintura facilitada al párroco peregrino y hospitalero por el antiguo MOPU, el Ministerio de Obras Públicas, en otras palabras, el único color que había disponibible. El periódico La Voz de Galicia contaba la famosa anécdota del párroco y que le ocurrió en los Pirineos: tras  pararlo la Guardia Civil mientras se hallaba con un bote de pintura en la mano dibujando llamativas flechas, le preguntaron que qué estaba haciendo en ese paso fronterizo. «Preparando una gran invasión desde Francia», fue la respuesta. Tras llevarlo al cuartel, se aclaró todo.


Una de las famosas flechas de Elías Valiña

Este camino está siendo ya un poco largo, así que vamos acabando. Porque aunque el más conocido de todos y con el que enlazan otros es el Camino Francés, que parte desde Saint Jean Pied de Port en Los Pirineos, también está el Camino Aragonés, el Primitivo, el Vasco, del Norte, Sanabrés, Portugués, el Catalán, Baztanés o el Inglés, teniendo cada vez más seguidores el Epílogo de Fisterra y Muxía. Pues bien, para nosotros, la gente del Sur, el camino más cercano que nos lleva a Compostela, y con diferencia el más largo, es el Camino de la Vía de la Plata, siguiendo la antigua calzada romana que unía Emerita Augusta con Asturica Augusta (Mérida y Astorga actuales). 

Desde Sevilla a Santiago, por la Vía de la Plata enlazando con el Camino Sanabrés, hay exactamente 980 kilómetros, y por la misma Vía de la Plata siguiendo por el Camino Francés desde Astorga son 963 kilómetros. Y ahora viene el no va más: como se anunciaba hace unos meses, si comenzamos el Camino siguiendo otra antigua calzada romana como es la Vía Augusta partiendo desde Cádiz, pasaremos por localidades como San Fernando, Puerto Real, Jerez, El Cuervo, Lebrija, Las Cabezas, muy cerquita de nuestro pueblo de colonización de Trajano (se recomienda parar, descansar y visitar), cruzaremos por el puente romano de las Alcantarillas y necesariamente entraremos por la Fuente de Ocho Caños tras seguir el camino paralelo a la vía del tren, donde se podrá hacer parada y noche en el futuro albergue de peregrinos de Utrera para llegar hasta Sevilla al día siguiente. En total, más de 172 los que tendríamos que sumar al casi millar peregrinos kilómetros, su mayor parte por antiguas calzadas romanas. 


Puente romano de las Alcantarillas


Fuente de Ocho Caños

«Las personas siempre llegan a la hora exacta donde están siendo esperadas. Ligeros de equipaje, lo importante es no dejar de lado los lugares que algún día se podría lamentar no haber visitado teniendo oportunidad de hacerlo, pues la puerta se abre a todos, no solo a católicos, aceptándose las dificultades como un aspecto más del aprendizaje en el avance, tomando siempre en los momentos de crisis la decisión correcta y aprovechando la soledad para reflexionar sobre el futuro». 


 ¡Buen camino!