"Ética, sobre la moral y las obligaciones;
estética, de la belleza y el arte;
y otras cosas..."


sábado, 9 de diciembre de 2017

HISTORIAS DE SUPERACIÓN PERSONAL (I)


Le tengo que agradecer al Director de la Revista Vía Marciala, el amigo Eduardo González de la Peña,  que me insista para que escriba, al menos dos o tres colaboraciones al año, porque de lo contrario, no contaría historias como las que traigo en esta ocasión, con motivo de la edición especial de Navidad, que una vez leídas uno se alegra de escribir y de compartir, siempre con algún mensaje, algunos críticos, la mayoría constructivos. 


Como es un poco largo, ahí va un pequeño adelanto a modo de presentación. Para conocer las tres historias de estos Campeones, van a tener que volver en unos días, una vez se haya publicado la Revista, que será muy pronto. Les espero.




CAMPEONES ANÓNIMOS,
AUNQUE CERCANOS
Parte I















Cuando está a punto de terminar este año tan extraño (aunque en honor a la verdad cada vez nos extrañamos menos de lo que está pasando), me paro un poco a poner negro sobre blanco algunas cosas, para finalizar y a la misma vez para comenzar pensando en positivo un nuevo año, puede que un ciclo nuevo, y creo que lo hago por pura necesidad y salud mental. Cansado de balones de oro,  de galácticos y extraterrestres, de cristianos y messis  en términos futbolísticos entiéndase, me gustaría compartir tres historias de los que para mí son verdaderos Campeones, con mayúsculas, sin desmerecer a nadie.

Son tres historias reales, de personas, con nombres y apellidos, y además de Utrera, que practican un deporte, antes minoritario, ahora de moda, como es correr, ahora llamado running, antes conocido como jogging, y también footing. Yo quiero pensar que correr es como un familiar cercano del atletismo, que a mi modesto entender abarca las disciplinas deportivas más completas (carreras, lanzamientos y saltos), el deporte olímpico de los récords y de las grandes gestas, casi épicas, motivo por el que lo considero el deporte rey, aunque cada uno tendrá el suyo, lo cual es muy respetable, deportivamente hablando. 

Una cuestión previa de la idea en común de las tres historias: enfrentar los miedos y temores para superarlos, para superar la propia la dificultad. Voy a poner un ejemplo taurino, al más puro estilo jesulín porque “la vida es como el toro”,  para que se me comprenda, lo que llevado a lo políticamente correcto no es muy adecuado con los tiempos que corren, valga la expresión, pero en fin, la vida… Verán, yo solo he ido una vez a la Plaza de Toros de Sevilla, a la  Real Maestranza, hace varios veranos una noche en la que toreó nuestro paisano el novillero Daniel Araujo. Aquella tarde lo comprendí. Un jovencísimo novillero mexicano en su primer toro/novillo estaba ligando sus mejores pases cuando girándose delante de su oponente para darle el pase definitivo recibiendo de espalda fue volteado. Fue un instante, sólo un segundo el que le perdió la cara al toro, y fue cogido, afortunadamente sin consecuencias. Pues bien, en su segundo envite, valiente, sin pensárselo dos veces, de forma inmediata volvió a repetir la misma operación, saliendo airoso esta vez y cortando una oreja. ¡Ole! Pero volvamos al deporte. 

Continuará...




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